Cuando realizas un seguro para ciclomotor estás asegurando, como norma general, el modelo de ciclomotor tal como saldría de fábrica, es decir, sin ninguna modificación ni extras adicionales que le puedas añadir a nivel particular una vez hayas adquirido tu vehículo.
Esto quiere decir que todo lo que se salga de este ciclomotor “básico” quedará fuera del seguro, a menos que previamente hayas regularizado todo aquello que suponga un añadido al ciclomotor y haya sido convenientemente avisado y consultado con la aseguradora, pues serán ellos los que finalmente tengan que asumir el riesgo de asegurarte si lo creen oportuno.
De esta forma, podemos decir que lamentablemente, si tuvieras un accidente con un ciclomotor “trucado” o modificado en sus características originales de fábrica el seguro podría no llegar a cubrir tu accidente y suponiendo graves perjuicios económicos para el conductor del ciclomotor siniestrado.
Otra de las alternativas a esta situación, y seguramente la más probable tras tu accidente, sería que la aseguradora se haría responsable de todas las indemnizaciones pertinentes que se hubieran hecho necesarias por tu accidente, para más adelante reclamártelas judicialmente por “estafa” o “engaño” a la compañía.
Esta más que probable acción se justifica en el hecho de que una compañía que asegura tu ciclomotor de, por ejemplo 50 centímetro cúbicos y 5 caballos de potencia está en ese momento asumiendo un riesgo determinado que se calcula entre otras cosas con estos dos parámetros, además de la edad del conductor, su experiencia como conductor, etc.
Es por ello por lo que en el caso de que algunas de las características del conductor o del vehículo cambiaran sería necesario informar a la compañía, pues podría ser que el riesgo de accidente, bajo los parámetros y cálculos que manejan, se viera afectado y por lo tanto podrían decidir aumentar el valor de la prima o incluso no asegurar por valorar un riesgo excesivo.
Para compararlo con problemas de este tipo el caso sería similar a que un conductor de menos de 25 años con menos de dos años de experiencia tuviera un accidente con un coche en el que no está incluido como conductor, donde la compañía asumiría efectivamente las indemnizaciones pero luego se las exigiría al conductor fraudulento.
Solución al problema
Para que una compañía aseguradora esté dispuesta a garantizarte un seguro la motocicleta tiene que cumplir previamente con las especificaciones técnicas que establece la legislación española, algo de lo que se ocupa de certificar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
Explicado lo anterior, se puede decir que aunque es complicado, existe una alternativa para asegurar tu vehículo si lo tienes modificado para aumentar su potencia, y esta solución pasa por homologar la motocicleta en la ITV con los cambios que le hayas podido realizas, para más adelante presentar esta homologación en la compañía aseguradora para pedir una modificación de los datos que sean necesarios.
Decimos que esta acción es difícil porque en primer lugar no es habitual que la ITV esté dispuesta a homologar ciertas modificaciones de potencia que estén hechas en tu vehículo, y más concretamente en un ciclomotor, principalmente porque estos cambios modifican las características más básicas de este tipo de automóviles, y es que si se aumentase la cilindrada dejaría de ser un ciclomotor para convertirse en una moto, pues su capacidad de motor sería ya de más de 50 centímetros cúbicos.
Por otro lado, en el improbable caso de que la ITV accediera a certificar dichos cambios, la siguiente pelea se daría con la aseguradora, que no considerarían ciclomotor a esta máquina, que probablemente comenzaría a calificarse como motocicleta.
Y es éste el principal problema con el que nos encontraríamos, ya que las aseguradoras son siempre muy reacias a realizar seguros a vehículos modificados por la sencilla razón de que estos ciclomotores no tienen previamente calculado su riesgo y se convierten en artículos a medida.