Los contratos de seguros a todo riesgo sin franquicia, habitualmente contratados para los coches más nuevos o de alta gama, no terminan de compensar en términos económicos a los conductores, que como consecuencia de unas primas elevadas, ven como la inversión que realizan en sus pólizas no terminan de verse justificadas a lo largo del tiempo.
Y es que el mundo de los seguros se trata, como es sabido, de una apuesta en la que el cliente asegura un bien que tienen un determinado valor esperando que, en caso de un accidente, robo o pérdida, sea la compañía aseguradora la que se haga cargo de los costes de reparación o reposición, aunque obviamente el cliente siempre deseará que nada perjudicial ocurra.
En este sentido, si de ser así efectivamente el bien asegurado no sufre ningún daño durante un tiempo prolongado, se da la paradoja de que el seguro podría haber salido caro, pues habríamos hecho una inversión para asegurar un bien que no ha tenido ningún gasto para la aseguradora y únicamente lo ha supuesto para el cliente, de ahí que se trate de una apuesta tanto para el cliente como para la aseguradora.
Esta reflexión se basa en un estudio realizado recientemente por una empresa aseguradora que señala que de media el conductor que tiene contratado un seguro a todo riesgo sin franquicia necesitará dar casi tres partes anuales para rentabilizar el precio que pagó por su póliza, teniendo en cuenta, por supuesto, el precio medio del parte por accidente que tiene este tipo de contratos.
Más aún si se tiene en cuenta que el precio medio que marcó el seguro a todo riesgo durante el año 2013 fue de 1037 euros y el seguro a todo riesgo con franquicia se quedó en 583 euros, por lo que si la franquicia media no llega a los 200 euros, cada conductor debería dar cerca de tres partes para rentabilizar el seguro a todo riesgo frente al seguro a todo riesgo con franquicia.
Además de esta importante diferencia es necesario tener en cuenta que el 67 por ciento de los conductores que tienen contratado un seguro a todo riesgo declararon no haber dado ningún parte durante los últimos 5 años, por lo que el ahorro podría llegar a ser de hasta el 50 por ciento, siempre y cuando, por supuesto, hubieran mantenido esta baja siniestralidad.
Sin embargo, a pesar de la alta rentabilidad que tienen en muchas ocasiones los seguros a todo riesgo para las compañías aseguradoras, las empresas del sector pretenden ahora incentivar la contratación de la modalidad con franquicia, pues supone un riesgo mucho menor y, por otro lado, sigue teniendo una alta rentabilidad frente a los seguros de primas más económicas como son los terceros o los terceros ampliados, seguros que pueden llegar incluso a tener una siniestralidad superior a la del resto de seguros, pues al ser el mínimo obligatorio cualquier conductor tiene acceso a ellos cuando las compañías no ponen restricciones.