¿Cuál es el grado de reciclaje que ha alcanzado España en los últimos tiempos? ¿Estamos haciendo correctamente los deberes?
Esto es lo que vamos a ver en este post. Al fin y al cabo vamos a hablar de sostenibilidad, algo que nos afecta a todos.
Empezamos este reportaje diciendo que en 2023, en España se alcanzó un 88 por ciento de reutilización y
reciclado de vehículos y más de un 93 por ciento de recuperación total.
Esta recuperación total significa haber sido capaces de aprovechar todos los residuos que genera un coche.
Son datos que ha proporcionado la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso, Sigrauto, y que hemos leído en la revista de la DGT.
Según la ‘Memoria Anual 2023’ de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), el reciclaje de un vehículo evita la emisión de aproximadamente 4.000 kg de CO₂, equivalente a la quema de 1.800 litros de gasolina.
Además, se destaca que un coche nuevo incorpora, en promedio, un 25 por ciento de acero reciclado.
Sin embargo, los Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos (CAT) han experimentado una disminución en la cantidad de unidades tratadas, pasando de 637.210 en 2022 a 601.607 en 2023, en gran parte debido al envejecimiento del parque automovilístico.
La edad media de los vehículos que llegan a los CAT ya alcanza los 21 años, según el informe anual de Sigrauto de 2023.
Este fenómeno afecta negativamente la seguridad vial, al limitar la incorporación de tecnologías de asistencia a la conducción, ya que los vehículos matriculados hace dos décadas no disponen de estos avances.
El reto radica en renovar el parque automovilístico y, al mismo tiempo, asegurar un ciclo de vida circular para los vehículos.
Arancha García Hermo, directora del Área de Industria y Medio Ambiente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), subraya que España no solo cuenta con una red de tratamiento de vehículos suficiente, sino que también dispone de una normativa que impone objetivos de reciclaje más estrictos que los de la Unión Europea, además de exigir a los fabricantes mayores responsabilidades sobre los residuos generados, recolectados y procesados.
En España los vehículos destinados a la exportación hacia terceros países deben cumplir con la inspección técnica obligatoria (ITV), lo que asegura que no se exporte material inservible. Este punto es una propuesta para el próximo reglamento de la UE.
Los fabricantes de automóviles, como responsables de la comercialización de nuevos modelos, están obligados a cumplir con las normativas de reciclaje establecidas para garantizar un tratamiento adecuado de todos los vehículos al final de su vida útil.
Cuando un vehículo no ha estado asegurado ni ha pasado la inspección técnica obligatoria en los últimos diez años, la Dirección General de Tráfico procede a darlo de baja de oficio.
En estos casos, el propietario tiene la posibilidad de solicitar la reactivación de la inscripción de manera gratuita.
Esta baja es distinta de la que los ayuntamientos gestionan para retirar de la vía pública los coches abandonados.
Actualmente, el tratamiento de vehículos fuera de uso en España está regulado por el Real Decreto 265/2021 y, en el ámbito europeo, principalmente por la Directiva 2000/53/CE.
Además de esta normativa específica, se aplican otras directivas relacionadas con residuos en general, residuos de aparatos eléctricos, tratamiento de pilas y baterías, neumáticos al final de su vida útil y materias primas críticas, entre otras.
La Comisión Europea ha avanzado en esta regulación y el 13 de julio de 2023 presentó su propuesta de nuevo Reglamento Europeo, que establece requisitos de circularidad para el diseño de vehículos y para la gestión de los vehículos al final de su vida útil (VFVUs).
Este reglamento busca
promover un tratamiento más eficiente y sostenible, con un enfoque en la
circularidad que considere la fase de producción.
El sector automovilístico en España opina que la futura normativa europea aborda problemas que la legislación española ya ha resuelto en gran medida.
En este sentido, los distintos agentes involucrados en el ciclo de vida de los vehículos comparten un objetivo común: que cada vehículo cumpla con el dicho español "del cerdo, hasta los andares", es decir, que sean seguros y funcionales en circulación, y que puedan aprovecharse al máximo al final de su vida útil.
Para lograrlo, el enfoque debe empezar desde la concepción misma del vehículo, garantizando que la fabricación incluya no solo materiales reciclados, sino también un diseño que facilite el desmontaje, reciclaje y reutilización de sus componentes.