¿Dónde se producen más accidentes de tráfico? ¿En las ciudades o en los entornos rurales? Y, otra pregunta que nos vamos a hacer. ¿Es más peligroso tener un accidente en el entorno rural o en la ciudad? ¿Cuáles son los porcentajes?
Nosotros, aquí en Seguro Joven, vamos a contestar a estas preguntas y te vas a dar cuenta de que tener un accidente de tráfico en una ciudad o en un entorno rural importa.
Es evidente que los accidentes de tráfico son una de las principales preocupaciones en la gestión de riesgos de las aseguradoras.
Un reciente estudio publicado en la revista científica Anales del Instituto de Actuarios Españoles (IAE) revela datos clave sobre la incidencia de los siniestros según la ubicación y el perfil de los conductores.
Según este informe, el 46,2 por ciento de los siniestros involucran a hombres de entre 18 y 65 años en entornos urbanos.
Sin embargo, lo más llamativo es que el 52 por ciento de los accidentes más graves ocurren en zonas rurales, a pesar de que en estos entornos solo reside el 16 por ciento de la población.
Este hallazgo es el resultado del uso de tres metodologías que demuestran cómo los actuarios pueden aprovechar datos públicos y combinarlos con información interna de las aseguradoras.
¿El objetivo? Mejorar la tarificación y optimizar la gestión de riesgos.
A medida que las aseguradoras acceden a fuentes de datos cada vez más variadas, la capacidad de vincular diferentes bases de información se vuelve un factor determinante para extraer insights relevantes.
La investigación destaca tres aplicaciones clave de esta vinculación de datos en la evaluación del riesgo en accidentes de tráfico.
El primer enfoque se centra en el análisis geoespacial para clasificar siniestros y pólizas de autos en grupos más homogéneos.
Siguiendo la metodología de Eurostat, se definieron tres niveles de urbanización según la densidad poblacional del código postal del asegurado y del lugar del siniestro:
Urbano
Suburbano
Rural
Esta segmentación permite a las aseguradoras ajustar mejor sus tarifas y prever con mayor precisión los riesgos asociados a cada zona.
El segundo análisis incorpora datos meteorológicos locales como factor de riesgo clave.
La investigación revela que la lluvia media diaria máxima, proporcionada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), influye directamente en la cantidad de accidentes registrados en una zona determinada.
Así, las compañías aseguradoras pueden modelizar el número de siniestros con mayor precisión, ajustando sus estrategias de gestión de riesgos en función de la climatología local.
Por último, la tercera aplicación utiliza datos anonimizados de pasajeros en accidentes de tráfico para analizar el impacto de las características de los ocupantes en la gravedad de las lesiones.
Este enfoque permite comprender mejor los riesgos en función del perfil de los pasajeros, considerando variables como la edad del conductor, el sexo de los ocupantes y la ubicación del siniestro.
Por ejemplo, se pueden detectar patrones específicos en accidentes protagonizados por conductores de mayor edad y evaluar cómo influyen en la seguridad de los pasajeros.
Una de las conclusiones más importantes del estudio es que el uso de datos abiertos —como información de geolocalización, clima y demografía— combinado con datos internos de las aseguradoras, optimiza la tarificación y la gestión del riesgo.
Gracias a estas metodologías, las compañías aseguradoras pueden personalizar sus pólizas, mejorar la identificación de riesgos y, en última instancia, ofrecer productos más ajustados a las necesidades de los asegurados.
En un sector donde la precisión en la evaluación del riesgo es clave, la capacidad de los actuarios para interpretar datos diversos y convertirlos en estrategias efectivas marca la diferencia en la competitividad de las aseguradoras.