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La falta de transporte público castiga los entornos rurales


La falta de transporte público rural limita el empleo y la cohesión territorial. Te ampliamos esta información y te contamos algunas soluciones como el transporte a demanda y la movilidad sostenible.En las áreas rurales, la falta de transporte público adecuado sigue siendo uno de los grandes desafíos estructurales que obstaculiza tanto el desarrollo económico como la cohesión territorial. 


Durante 2024, la empresa de relaciones públicas BeConfluence ha llevado a cabo un estudio revelador que pone cifras al problema: el 46,8 % de las personas que residen en estas zonas considera que la frecuencia del transporte público es claramente insuficiente. 

Además, un 47,6 % asegura que encuentra dificultades para acceder a un empleo fuera de su localidad debido a la escasa oferta de transporte.

Entre las principales quejas recogidas en el informe destacan:

Estas deficiencias afectan directamente a la calidad de vida de quienes habitan en zonas despobladas y perpetúan el aislamiento territorial.

Desde una perspectiva institucional, el Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE) advierte en su monográfico Pobreza de transporte que la población rural forma parte de los colectivos en riesgo, ya que no cuentan con un transporte público que garantice los principios básicos de disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad y aceptabilidad

Este último concepto, relativamente nuevo, subraya la importancia de que la información sobre los servicios de transporte esté disponible y sea comprensible, así como que las soluciones ofrecidas se adapten a las necesidades específicas de cada territorio.

La dependencia del coche: una realidad ineludible

Ante la falta de alternativas viables, el coche privado continúa siendo el principal medio de transporte en el ámbito rural. 

En 2023, el 96,2 % del gasto en transporte en estas zonas se destinó al uso del vehículo particular, una cifra muy por encima del 87,4 % que se registra en los entornos urbanos, según datos del OTLE.

Además, de los casi 28 millones de permisos de conducir que había en España en ese mismo año, un 32 % correspondía a habitantes de municipios con menos de 20.000 habitantes, aunque este grupo representa solo el 15 % de la población nacional. 

Esta disparidad refleja una fuerte dependencia del coche, especialmente entre la población joven que vive en áreas rurales, quienes encabezan la lista de nuevos conductores en el país.

A día de hoy, las nuevas formas de movilidad aún no han logrado implantarse con éxito en estos entornos, debido a la complejidad que implica su integración en territorios dispersos y con baja densidad de población. 

No obstante, extender los principios de la movilidad sostenible a todo el territorio nacional sigue siendo un objetivo prioritario. 

Eso sí, eliminar el coche privado no es una opción realista en lugares donde el índice de motorización asciende a 698 vehículos por cada 1.000 habitantes, frente a los 470 por cada 1.000 que se registran en las ciudades.

Transporte a demanda: una solución adaptada al entorno

Ante este panorama, el transporte a demanda se está consolidando como la alternativa más viable para resolver las limitaciones del transporte público rural. 

Inspirado en el modelo irlandés, este sistema presenta dos modalidades principales: líneas regulares con horarios y rutas predefinidas, y servicios puerta a puerta que requieren la reserva anticipada del billete.

La innovación más reciente en este ámbito es el Smart DRT, que permite solicitar en tiempo real una modificación de la ruta del autobús, eliminando la necesidad de realizar reservas con varias horas de antelación. 

Esta flexibilidad es clave para adaptarse a las particularidades de la movilidad rural.

Planificación e infraestructuras: el reto pendiente

Para que las soluciones sean realmente efectivas, resulta indispensable que las necesidades de las zonas rurales se integren en los procesos de planificación del transporte. 

La creación de Planes de Movilidad Rural Sostenible (PMRS) específicos permitiría diseñar estrategias adaptadas a la realidad de estos territorios, donde el acceso a servicios básicos depende en gran medida de una red de transporte funcional.

Además de la planificación, es imprescindible mejorar las infraestructuras existentes. Muchas de las vías que conectan pequeños municipios con áreas urbanas no están en condiciones óptimas, lo que complica aún más la implantación de soluciones de movilidad sostenible.



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