¿Es posible que un futuro no muy lejano los jóvenes dejen de comprar coches? ¿Cuáles son las razones y qué alternativas tienen? Te lo explicamos en las siguientes líneas.
Durante muchos años, disponer de un vehículo propio era casi una obligación. Representaba libertad, independencia y una suerte de estatus social.
Llegar a la mayoría de edad, sacarte el carné de conducir y hacerte con tu primer coche, normalmente de segunda mano, era un paso casi obligatorio. Sin embargo, la forma en la que nos movemos ha cambiado, y mucho.
Hoy en día, las prioridades han dado un giro importante. El modelo de propiedad está perdiendo fuerza, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
Ya no se trata de qué coche comprarte, sino de si realmente necesitas uno.
Frente a la propiedad tradicional, surgen opciones mucho más adaptadas a los tiempos que corren: el renting, las suscripciones mensuales y el carsharing. Soluciones más flexibles, eficientes y, en muchos casos, más asequibles.
Tener un vehículo en propiedad implica numerosos costes y responsabilidades. Impuestos, seguro obligatorio, mantenimiento, reparaciones, aparcamiento... todo suma.
Y si resides en una gran ciudad, probablemente convivas con restricciones de tráfico, normativas medioambientales, zonas de bajas emisiones (ZBE) y tarifas elevadas por estacionar.
En ese contexto, ¿vale la pena asumir tantos compromisos por un coche que quizá uses solo ocasionalmente?
La realidad es que, si utilizas el coche de manera esporádica, lo más probable es que se pase la mayor parte del tiempo parado en un garaje, generándote gastos sin ofrecerte un verdadero beneficio.
En cambio, con alternativas como el renting o el carsharing, puedes acceder a un vehículo solo cuando realmente lo necesitas, evitando todos los costes asociados a la propiedad.
Durante mucho tiempo, el renting estuvo vinculado exclusivamente al entorno empresarial. Sin embargo, eso ha cambiado.
Cada vez más personas optan por esta fórmula que te permite disfrutar de un coche sin tener que preocuparte por nada.
Pagas una cuota mensual fija y te olvidas de gestiones. Todo está incluido: seguro, mantenimiento, asistencia en carretera e incluso los impuestos.
Además, muchas compañías ofrecen opciones adaptadas a las necesidades personales, permitiéndote elegir la duración del contrato, el tipo de vehículo e incluso cambiarlo con cierta frecuencia.
Otra alternativa que está ganando protagonismo es la suscripción de vehículos, una modalidad aún más flexible que el renting.
Puedes darte de alta por meses, elegir el modelo que más se ajuste a tu estilo de vida o cambiarlo según la temporada. ¿Un SUV para los meses de invierno y un descapotable para el verano? Es totalmente posible.
Fabricantes como Volvo (con su servicio Care by Volvo), Hyundai (a través de Mocean) o Peugeot (con Free2Move) ya ofrecen este tipo de suscripciones directamente a sus clientes, lo que demuestra que el sector ha comprendido que el futuro pasa por ofrecer soluciones a medida, personalizadas y sin ataduras.
Si tu estilo de vida se basa en trayectos cortos, ocasionales y urbanos, entonces el carsharing puede ser justo lo que necesitas.
Este modelo permite utilizar un coche solo durante el tiempo que lo necesitas, pagando por minutos, horas o trayectos. Desde una app en el móvil puedes localizar el vehículo más cercano, desbloquearlo, conducirlo y pagar, todo sin llaves físicas ni trámites complejos.
Algunas empresas ya operan en ciudades como Madrid, ofreciendo tarifas que oscilan entre 0,19 € y 0,45 € por minuto.
Además, muchas de estas plataformas ofrecen paquetes especiales, descuentos por uso recurrente e incluso bonos para conductores habituales.
Si haces cuentas, verás que, salvo que uses el coche a diario, te sale más rentable optar por este tipo de movilidad que mantener un coche propio. Y, lo mejor de todo, sin sacrificar comodidad ni accesibilidad.
La digitalización ha sido clave en la transformación del concepto de movilidad. Ahora puedes contratar un coche desde el sofá, firmar electrónicamente un contrato de renting o reservar un vehículo compartido en segundos.
Todo está diseñado para que tú, como conductor, tengas el control y elijas cuándo y cómo moverte.
Y lo más importante: estas alternativas no solo son más cómodas, también son más sostenibles. Reducen el número de coches en circulación, disminuyen las emisiones contaminantes y se adaptan mejor a las políticas de movilidad urbana que buscan crear ciudades más limpias y habitables.