¿Se ha de eliminar la luz ámbar de los semáforos? ¿Ha provocado esta luz accidentes de tráfico con peatones involucrados? Vamos a analizar esta cuestión en el siguiente post. Seguro que es de tu interés.
El debate está en la calle y la solución parece clara. Hay que eliminar la luz ámbar en los semáforos porque dicha luz está creando confusiones entre peatones y conductores y ha provocado no pocos accidentes con el resultado de un peatón atropellado.
Se ha detectado con frecuencia que en los pasos de peatones la luz está en verde mientras que en el semáforo de los conductores la luz está en ámbar, es decir, que se puede pasar.
No hace falta indicar que el conductor, cuando ve la luz ámbar, tiene la costumbre de acelerar para poder pasar. El problema es cuando hay un peatón que tiene prioridad y sufre un atropello.
Así que desde distintos ámbitos y administraciones se está apostando por eliminar en todas su formas la luz ámbar. Que sólo exista el verde para pasar y el rojo para detenerse. En todos los casos.
Y si se hace una pequeña reflexión no es ninguna mala idea
porque el ámbar está provocando
confusión y reacciones contradictorias.
Si recogemos las cifras que ofrece la Dirección General de Tráfico vemos que en el año 2020 murieron 35 peatones y casi 200 tuvieron que ser trasladados al hospital mientras estaban cruzando un semáforo.
Si retrocedemos un poco en el tiempo, en 2019 –antes de la pandemia- vemos que el número de siniestros todavía es mayor. Que hubo 47 fallecidos y más de 300 hospitalizados.
Y según datos que maneja el ETSC (European Transport Safety Council), entre 2010 y 2018, más de 51.000 peatones murieron en carreteras de la Unión Europea.
Son cifras inasumibles y que han de ser reducidas de inmediato porque realmente la solución no parece en absoluto complicada.
Y atención porque según informes de Safer Roads Foundation, con sede en el Reino Unido, España es el único país del mundo que tienen este problema. Un problema que se daba también en Inglaterra y que ya ha sido solucionado.
Porque es cierto que resulta difícilmente explicable que un niño, que está siguiendo una instrucción tan clara como cruzar porque se le ha encendido una luz verde pueda morir porque un coche esté cruzando en ámbar, que también está permitido. Desde luego que es altamente contradictorio.
Este organismo ya ha hecho algunos estudios. Concretamente en semáforos de Benidorm y Burgos y, en ambos casos se ha aconsejado que se eliminen esas luces ámbar. Es más, también se aconseja eliminar los cruces semafóricos.
En Benidorm el informe apunta textualmente que "el comportamiento de los conductores provoca un riesgo continuado de accidente. En particular en un contexto de cambio en la movilidad, con mayor presencia de bicis y patinetes. Por ello, la principal recomendación es mantener el semáforo vehicular en rojo durante toda la fase verde peatonal".
Y en Burgos la recomendación es muy parecida.
Ya lo hemos dicho. Es muy contradictorio recibir una señal que permite el paso con un peligro inminente de atropello.
La Dirección General de Tráfico está manos a la obra porque preocupa, y mucho, lo vulnerables que son los niños en este tipo de intersecciones semafóricas. Además, hay rotondas y otros puntos con una alta densidad de tráfico.
Hay que incidir en que un niño, cuando ve la luz verde, pasa completamente confiado. Así se le ha enseñado desde bien pequeño y es mucho menos consciente del peligro que corre.
El riesgo se incrementa cuando el volumen de los vehículos es grande. Nos estamos refiriendo a furgonetas y, sobre todo a camiones y autobuses.
La solución, en un principio, es bastante sencilla. Prescindir de la luz ámbar en todo tipo de
semáforos.
Se puede seguir utilizando el ámbar, a lo sumo, pero siempre dejando unos intervalos para que el peatón pueda cruzar. En cualquier caso, jamás debe coincidir la luz ámbar para los vehículos con la luz verde para los peatones.
Hay que tener mucho cuidado en las calles escolares, con alto tránsito de niños porque se ha comprobado que son los más vulnerables a este tipo de situaciones.
Todo ello encaminado a reducir la siniestralidad en nuestras carreteras. Un objetivo en el que ha de estar involucrada toda la sociedad hasta llegar a la cifra de fallecidos 0 tal y como se han propuesto todos los países miembros de la Unión Europea.