¿Cómo se mueve la generación Z en lo que llamamos la nueva movilidad? ¿Tienen preferencia por el vehículo privado? ¿Cuáles son sus tasas de siniestralidad? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones?
Cuando decimos Generación Z estamos hablando de los jóvenes
nacidos entre los años 1996 al 2009, es
decir, que tienen entre 15 y 28 años.
Lo primero que se observa ya hablando de lleno sobre
movilidad y según se recoge en la "Encuesta
de Características Esenciales de la Población y Viviendas" realizada
por el Instituto Nacional de Estadística, la
Generación Z, en especial los menores de 30 años, ha cambiado notablemente sus hábitos de transporte diario para ir al
trabajo o lugar de estudio.
Este grupo es el que menos usa el vehículo particular, con un 45 por ciento en comparación con el 71,7 por ciento de las personas entre 30 y 49 años.
Además, son los que más utilizan el transporte público (29 por ciento) y prefieren caminar (21,6 por ciento).
Estos datos reflejan una tendencia creciente entre los jóvenes, corroborada tanto por encuestas como por estadísticas oficiales.
La Dirección General de Tráfico (DGT) indica que en 2003, el 75 por ciento de los permisos de conducir tipo B se otorgaban a jóvenes de 18 a 28 años, pero en 2023, este porcentaje ha caído al 67 por ciento.
Pablo Morante, encargado de Acción Climática del Consejo de la Juventud de España y miembro de la Generación Z, señala que para quienes viven en entornos urbanos, el coche ya no es una prioridad.
"La tecnología facilita todo lo que tiene que ver con la multimodalidad y la movilidad compartida. Y cuando viajamos, estamos acostumbrados a hacerlo fácil y barato. Que te puedas coger un vuelo por 20 euros o un BlaBlaCar para irte a las fiestas a otra ciudad nos permite movernos pese a la precariedad laboral", afirma.
El informe de la ITF destaca que en Estados Unidos,
epicentro del automóvil, la propiedad de vehículos y la obtención de permisos de conducir han disminuido significativamente
entre los jóvenes debido a razones
financieras y de estilo de vida.
Factores como el encarecimiento de la vivienda, la prolongación de la vida estudiantil, el retraso en la emancipación y la incorporación tardía al mercado laboral, así como el aumento de la población urbana con más alternativas de transporte, influyen en esta tendencia.
El informe "Edad y siniestralidad en carretera" de Ponle Freno y AXA revela que los conductores menores de 22 años tienen una frecuencia de accidentes de tráfico del 29 por ciento, mientras que los jóvenes entre 22 y 25 años presentan un 25 por ciento, en comparación con el 14,2 por ciento de la media total.
La alta
siniestralidad se atribuye a la menor experiencia, aunque generalmente los
accidentes son menos graves.
Las cifras de mortalidad vial de jóvenes han disminuido drásticamente en las últimas dos décadas: en 2002 fallecieron 935 personas de entre 18 y 24 años en accidentes viales en España, mientras que en 2022 fueron 167, una reducción del 82 por ciento en esa franja de edad.
El cambio climático
influye en las decisiones de movilidad de los jóvenes.
Según el barómetro del CIS de abril, solo el 0,4 por ciento de los encuestados entre 18 y 24 años lo considera el principal problema en España, aunque un 6 por ciento lo menciona como segundo o tercer problema.
Sin embargo, esta generación se preocupa principalmente por los problemas económicos (17,7 por ciento).
Mariano Urraco, sociólogo, opina que, aunque los jóvenes parecen liderar los movimientos medioambientales, esta preocupación es secundaria.
Pablo Morente añade que, a pesar de la contradicción entre
querer viajar a bajo costo y cuidar el medio ambiente, esta generación aboga por eliminar vuelos cortos cuando hay
alternativas ferroviarias y lucha por opciones de movilidad más sostenibles
como la bicicleta.
Los jóvenes de la Generación Z muestran una mayor conciencia respecto al consumo de alcohol y drogas al
volante.
El último informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses indica que solo el 9,1 por ciento de los conductores de entre 18 y 24 años que dieron positivo en alcohol pertenecen a esta franja de edad, el porcentaje más bajo entre los adultos.
Uno de los puntos críticos en la seguridad vial para la Generación Z son las distracciones, principalmente por el uso de dispositivos electrónicos.
En las áreas rurales, la dependencia del vehículo privado sigue siendo alta, incluso más que hace dos décadas debido a la desaparición de muchas líneas de autobús y tren.
Pablo Morente del Consejo de la Juventud, comenta que la movilidad es una gran preocupación para los jóvenes rurales, especialmente para aquellos sin carné o vehículo.
La falta de conexiones adecuadas, agravada por la pandemia, limita las opciones de transporte sostenible como el tren.
Mariano Urraco concluye que en el ámbito rural, poseer un coche abre muchas más oportunidades laborales y sociales, destacando la brecha existente en la movilidad rural.