Cerca del 60 por ciento de los vehículos que circulan por las carreteras españolas podrían tener algún defecto en su mecánica que afectara a la seguridad del coche en carretera como consecuencia del envejecimiento del parque automovilístico que se ha visto incrementado por la falta de renovación y el empeoramiento del mantenimiento del coche.
Así lo expone el estudio realizado por la Fundación de la empresa aseguradora Mapfre, ‘Análisis del estado de los vehículos’, en el que se ha tomado por muestra las revisiones realizadas a más de 17.661 vehículos españoles para determinar el grado de deterioro de las cuatro ruedas españolas.
Dicho estudio, que ha tenido en cuenta el estado de 62 puntos diferentes del vehículo considerados importantes para la seguridad del automóvil, ha revisado aspectos tan importantes como el estado de las luces, desgaste de ruedas, electrónica general del coche, sistemas de frenada o la mecánica del motor.
Lamentablemente, el resultado del estudio ha arrojado datos muy preocupantes sobre los vehículos nacionales, teniendo una especial gravedad en los automóviles impulsados por gasolina, que han demostrado tener un empeoramiento superior a los vehículos diésel en casi un 20 por ciento.
Este empeoramiento se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en los puntos del vehículo que está más relacionado con la velocidad como los neumáticos, los frenos y los errores del motor, pues quizás por ser vehículos que habitualmente prestan una mayor potencia en la conducción son elementos que sufren un especial desgaste en las frenadas.
Este desgaste en neumáticos se traduce en deficiencias en el 31 por ciento de los coches de gasolina frente al 27 por ciento de los vehículos diésel, mientras que en el caso de los sistemas de frenado la diferencia en errores encontrados es notablemente más alta con un 88 por ciento de los vehículos gasolina frente al 74 por ciento de los diésel, algo que se debe principalmente al fallo de freno y la baja calidad de los líquidos del sistema de frenado.
En cuanto a fallos puramente mecánicos relacionados exclusivamente con el funcionamiento del motor, también los vehículos gasolina tienen un mayor deterioro que los coches propulsados por diésel, pues según el informe realizado por Mapfre la diferencia es de un 7 por ciento entre ambos automóviles, teniendo un porcentaje de fallos del 30% en gasolina y 23% en diésel.
Además de los datos estadísticos extraídos del estudio, la Fundación apunta también a la importancia de estos defectos en los vehículos, pues se trata de defectos que habitualmente no son revisados por conductores y tampoco en la revisión obligatoria de la ITV, por lo que pueden generar grandes peligros en carretera de forma muy habitual.
Pese a que los malos datos de revisión se han encontrado en todo el territorio español, existen algunas regiones donde el deterioro es sensiblemente superior al de otras regiones, como es el caso de la zona centro con Castilla León y Castilla-La Mancha, donde el deterioro de neumáticos e iluminación fue un factor determinante, mientras que en otras áreas como Cataluña o la costa mediterránea las revisiones arrojaron mejores resultados.
Pese a ello, en lo que a seguros de coche se refiere este tipo de defectos no tienen aún una repecusión en el precio, pues aunque las compañías aseguradoras tienen en cuenta factores como el combustible utilizado o la potencia del vehículo, no realizan por el momento revisiones para comprobar el estado del vehículo que están asegurando.
No obstante, la seguridad del vehículo si puede influir en el precio de renovación de tu póliza de seguros, pues el seguro de coche si tendrá en cuenta los partes que se hayan dado en el año anterior, algo que muy probablemente será superio si tu vehículo no tiene una buena revisión, ya que se haría uso en algún momento de la asistencia en carretera.