Todos los grandes eventos, especialmente aquellos que generan grandes volúmenes de capital ya sea por publicidad, afluencia de público o retransmisiones televisivas cuentan habitualmente con multitud de seguros y reaseguros que garantizan las inversiones de los organizadores en caso de que por algún motivo estos eventos no llegaran a celebrarse.
El caso de los eventos deportivos como los mundiales de fútbol y los juegos olímpicos son probablemente los grandes exponentes en este aspecto, ya que la importancia global del deporte en estas competiciones los convierten en auténticas minas de oro tanto para organización como para las marcas, que ven en ellos grandes oportunidades económicas.
Sin embargo, aunque las aseguradoras contemplan una gran cantidad de circunstancias por las que un seguro podría hacerse efectivo tras la anulación total o parcial de uno de estos eventos deportivos, las empresas del sector rechazan ciertos aspectos que están más cerca de la voluntad humana como pueda ser una mala organización o actos delictivos que pongan en riesgo la celebración.
Por ello, pese a que algunas fuentes señalan que el Mundial de Rusia 2018 estaría asegurado por unos 900 millones de dólares, cifra cercana a los 800 millones de euros, esta cobertura no cubriría la cancelación en caso de que los tribunales prohibieran la celebración del evento por delitos de corrupción, algo que está aún por determinar después de las detenciones llevadas a cabo en los últimos en la cúpula de la FIFA y la dimisión de su presidente, Joseph Blatter, por su exposición al caso.
De esta forma, tras una hipotética suspensión del Mundial sería directamente el organismo deportivo responsable, FIFA, el que tendría que asumir la totalidad de los gastos tanto en términos de cancelaciones como por indemnizaciones, situación que podría incluso llevarlo a la quiebra según algunos cálculos.
Y es que como ha querido recordar la empresa reaseguradora Swiss Re, las pólizas de seguros cubren normalmente la cancelación de eventos que están "fuera del control del tomador del seguro", algo que no es compatible con actos delictivos como los que se plantean en esta ocasión.
Cabe recordar que la
cancelación de dicho evento se produciría, no porque los dirigentes FIFA estén
involucrados en actos de corrupción, sino porque el mismo Mundial de Rusia 2018
está manchado por tintes legal y éticamente cuestionables, ya que según indican
las investigaciones policiales la adjudicación de organización al país
euroasiático podría haberse producido después de que organismos de los países
implicados pagaran comisiones o mordidas a los responsables finales de esta
adjudicación.