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Si cuando hablamos de la mayoría de edad para realizar cualquier acto del que una persona es responsable, como conducir, la edad estipulada por ley son los 18 años, cuando hablamos de sector asegurador de vehículos la “mayoría de edad” son los 25 años.
Y no es que esta mayoría de edad entre comillas suponga que anteriormente un joven de menos de 25 años no pueda ser el titular del seguro, sino que es a partir de los 25 años cuando las reglas del juego, las ventajas y las posibilidades de un conductor en lo que a seguros de automóvil se refiere cambian por completo para igualarse a los conductores más experimentados o con una edad superior.
Es cierto que con 25 años las primas que las aseguradoras exigen para asegurar a un joven conductor son aún demasiado altas como para considerarlas baratas, pero algunas condiciones empiezan ya a cambiar para beneficiar a estos clientes.
Una de ella es que algunas aseguradoras, las más restrictivas, marcan la edad de 25 años como la edad mínima para asegurar, de forma que para estar asegurado anteriormente solo permiten hacerse a través de otro tomador, quedando el joven como segundo conductor.
Pero la mayoría de las aseguradoras marcan esta edad como la mínima en la que un conductor que no sea el tomador de la póliza puede conducir un vehículo estando protegido por el seguro. Esto significa que el conductor mayor de 25 años estará cubierto en las mismas condiciones que el tomador, por lo que tiene flexibilidad para conducir cualquier vehículo.
Así, algunos jóvenes que necesitan contratar un seguros de coche o motocicleta y cuyas compañías marcan precios muy elevados para sus pólizas, prefieren contratar un seguro a nombre de algún familiar de una edad más avanzada y que disponga de bonificaciones por seguros anteriores, de forma que el precio del seguro se reduce en ocasiones hasta un 75 por ciento, quedando cubierto igualmente por todas sus coberturas.
El inconveniente de esta elección es que la bonificación que se pueda obtener por esta póliza de seguro será siempre a nombre del tomador, con lo que el joven de más de 25 años no podrá beneficiarse en el futuro de esta ventaja.
Para evitar que algunos conductores menores de 25 años realicen seguros con esta práctica, que sería considerada como fraude a la aseguradora, muchas compañías impiden que un coche propiedad de un menor de 25 años sea asegurado por otra persona distinta del propietario, de forma que el tomador y propietario deberá ser el mismo, y deberá pagar el coste íntegro de la póliza.